Con los cambios que se están produciendo en el mundo, las personas hoy no saben cómo responder a ellos, existe en el ambiente cosas que se respiran que no tienen nombre, dualidades difíciles de comprender, experiencias que parecen ya vividas y otras que pareciera no se pueden soportar. Sin embargo las cosas no son tan difíciles de comprender, existe en el alma humana, un gran poder que hoy debemos descubrir, el poder de la atemporalidad
El tiempo en si no existe, es una medida humana para poder ordenarse, en todos los ámbitos terrestres, y es lógico pues vivimos en la tierra, y debemos responder a esta existencia. En el alma, en lo íntimo del ser existe la atemporalidad, aquello que no tiene día ni noche, aquello que manejo a mi manera, aquello que es lo mío propio y también aquello donde están guardados mis secretos personales, el lugar también donde están guardados los códigos genéticos, lo que me une a la conciencia colectiva, aquello que me hace pertenecer a la raza, al grupo a la sociedad, a la familia.
En este lugar que parece ser maravilla de magia , y que no es más que una realidad infinita que poseemos, a la cual debemos despertar, conocer usar, vivir sentir, encontramos la razón de nuestro sentido de vida y así mismo nuestra trascendencia. ¿Que tiene que ver con la grafología y aquello que escribimos?, muchísimo por cierto, ya que si nos detenemos un instante a conocernos a través de la letra, vamos a encontrar aquellas uniones, pertenencias que, parecieran no ser nuestras, como por ejemplo lo que muchas veces reclamamos de nuestros padres o abuelos, gestos contradictorios a nosotros que sin embargo suelen aparecer después de cierta edad.
La letra es la marca entonces de lo temporal, la historia en el tiempo, como lo atemporal aquello que no manejamos y no conocemos aun, ¿que significa esto? Que los trazos pasan a ser códigos, algunos de ellos sin tiempo que nos dan la oportunidad de avanzar, de cambiar, de reflexionar y hacer una pausa de espera sin ponerle fecha hora ni lugar. Sin embargo el resultado es permitirnos cambiar a tal punto que silenciosamente podemos incluso dejar lealtades que nos molestan y elegir la libertad de amar, no de desear sino de querer con el alma sin condiciones, de elegir aquello que hace sintonía solo con nosotros, con aquella elección personal.
Vamos a dar un ejemplo,
Una letra de mujer inclinada, nos está hablando de una capacidad de servicio, ya que, si imagino a una persona de pie a la izquierda inclinándose a la derecha vemos que parece alguien que quiere acercarse a otro, nada más lindo más bello y más noble, sin embargo esta postura esconde un hecho cultural de enseñanza a las mujeres al menos, años atrás. Las mujeres debían servir siempre a los demás, lo hago explicito pues no significa lo mismo en un hombre, por lo tanto tenemos un punto a analizar, existe un formateo sin que nadie nos preguntara antes, el servicio es maravilloso siempre y cuando este internalizado en mi como vehículo de relacionarme con los demás y con la libertad interior de hacerlo, vamos un poco más al fondo, este servicio produce comunicación, satisfacción y algo más?, si muchas veces el servicio se confunde con la necesidad de ser amada, reconocida, tomada en cuenta. Por lo tanto la reflexión es, ¿necesito servir para que me amen?, servir es temporal amar es sin tiempo….
El tema es largo, lindo y entretenido con mucho más profundidad quizá que esta simple explicación, sin embargo es una manera de abrir los ojos, y decidir si quiero ser así o quiero cambiar, la letra permite también cambios, y es por esto que lo hacemos durante la vida entera, porque en nosotros existe la posibilidad de crecer y no quedarse estancado sin evolucionar.
El tiempo físico tiene que ver con el día y la noche entre otras cosas, lo atemporal tiene que ver con la elección de vivir en la luz o la penumbra.
M. Cecilia Sandoval P.
Grafoanalista
al fin escribe de nuevo ...se extrañaba......fantastico
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