Escribir es un acto terapeútico en si puesto que a través de
la escritura podemos verbalizar en silencio pensamientos y emociones, que al
plasmarlas las liberamos, siendo muchas veces esta acción mas relevante que la palabra y sanadora para
nosotros, asi, insertamos nuestro sentir de amor de compasion de perdón. Al
plasmar lo que se siente se libera y se sana, por ser un acto integrador en nosotros.
El desarrollo evolutivo de la
escritura esta unido directamente al desarrollo humano, en la medida que nos
alejamos de los animales hemos levantado la mirada, siendo capaces de ir mas allá y mirar mas
lejos de nuestro entorno externo e interno, por decirlo de otra manera nos
hemos ido concibiendo mas humanos, todo esto sucede, en un salto evolutivo donde
ciertas características propias se van
retirando o cambiando de simbología, así
como la memoria.
La interacción entre la mano y el cerebro fue
categórica para el progreso del hombre. Las manos de algunos animales, aun cuando son usadas como pinzas, están
adecuadas a una sola actividad, mientras que la mano del hombre está adaptada a
múltiples actividades.
Esto se ha de tener en cuenta en la idea de progreso, no
solo crecemos y nos levantamos, sino hacemos uso de nuestro cuerpo de forma
diferente. La dimensión la complejidad
y así porque no decirlo su simplicidad, del cerebro humano son testimonio fiel
e histórico de las acciones generadas, es en el origen
de la evolución, donde el dedo pulgar adquiere importancia, hoy, en este
momento, porque este da cabida a tomar, formar, crear, fabricar objetos y
herramientas mas complejos, diminutos, sintéticos que
dan acceso a maniobrar y manejar
objetos con facilidad, fabricar
herramientas complejas, estimulando la
instauración de muchas interconexiones
nerviosas, las que hacen posible otras
acciones y movimientos mas difíciles, mas precisos y minuciosos.
Comienza por así decirlo a grandes rasgos el desarrollo de la
motricidad fina y con esto se puede dar por entendido que comienza la
escritura, la motricidad de la pinza digital, (también llamada motricidad
fina) nos lleva al manejo delicado y
especializado de los objetos lo mismo que al
desarrollo de la escritura, conjuntamente con otras grandes funciones que pueden ser realizadas con las manos. La motricidad, a
nivel neurológico y neuro motriz, funcionan de forma diferenciada y hay
estructuras neurológicas encargadas para las diferentes funciones ,la mano es
así el instrumento principal en la conquista del mundo exterior.
Esto nos lleva a considerar que primero está la acción motriz que junto
con la percepción y el sentimiento, nos lleva a la construcción de la
arquitectura emocional del cerebro. La emoción afectiva conduce a la
reconciliación entre el impulso de acción y el razonamiento conceptual. Esta
sintonía es la que nos permite crear,
disfrutar, expresar en aquello que queremos construir como elemento de
comunicación, los rasgos suaves o presionados, ordenados o sucios, en fin,
particular y único a cada quien haciendo un proceso neurológico especial de
relaciones entre lo propio y lo aprehendido.
Un gran experto señala, que sólo
la transformación del cerebro convirtió la mano en el órgano destinado al constante intercambio de la
sensación, la percepción, la voluntad y la acción, en el órgano de la expresión individual y símbolo del ser humano». La combinación de la mano corpórea con la
mano cerebral es lo que constituye realmente la mano del hombre.
Las manos con el transcurso de la historia nos han demostrado que, es a
partir de ellas que podemos comunicarnos.
La mano abierta tiene la particularidad de conseguir adaptarse, a la forma del objeto
al que se agarra. El pulgar oponible, la
transforma en una pinza y por lo tanto
en una herramienta de utilidad casi desmedida. Así mismo, como una
entidad u organismo independiente en sí,
capaz de expresar, y proveernos
datos fundamentales sobre las
propiedades biotipo lógicas únicas del sujeto examinado. Cuando la mano hace uso
de su más apreciada característica humana es cuando tiene la aptitud de ofrecerle al
espíritu el servicio de traducir en grafías
sus pensamientos. Una facultad
que sacaría el premio nobel en la transmisión de nuestro sentir y
nuestras necesidades, potestad, por medio de la cual el espíritu domina y
maneja con los más variados fines las
formas de la materia y los sentimientos. Ella es la servidora siempre
dispuesta y la ejecutora de cualquier disposición del espíritu. Según un ritmo
y movimiento en cadencia propio de cada ser,
casi ilimitado y perfecto, ella reúne en sí, la fuerza, la rapidez y la
precisión del movimiento. Esta capacidad
es la que permite al hombre transformar
sus pensamientos en ideas.
La
información que reciben desde la formación del ser son acumulativos, e inevitables, se graban en
la memoria, y para optar
y hacer uso de ellas en el
transcurso de la existencia, según las necesidades de cada sujeto e ir dejando
huellas, por medio de nuestros trazos.
M.Cecilia Sandoval Precht
GRAFOANALISTA