A pesar que hay mil cosas que hablan
de este tema, la escritura no esta ajena a ello.
El tema es mas simple de lo que
creemos, ya que nos olvidamos que nuestra conexión interna tiene que ver
directamente con el ejercicio de escribir.
Hoy existen páginas enteras de como
hacerlo con recetas cuasi mágicas que nos advierten de la sanación interna y
externa haciendo mil y un ejercicio para llevar a cabo esta meta, sin embargo,
la cosa es mas simple de lo que creemos, el escribir es ser uno mismo mediante
símbolos y grafías que son las letras.
Nada mas simple que no olvidarse lo
que supone tener un lápiz y el papel, hoy mas que nunca nos lleva directamente
al interno, a ese lugar tan preciado que nadie conoce, tener un lápiz es casi en
momentos recordar instantes íntimos de niñez, como chupar un caramelo o porque
no admitir lo agradable de chuparse el dedo, sensaciones no permitidas en
tiempos de adultez, que , el niño o niña interna reclaman.
Asi también llevar a cabo nuestras experiencias
a veces quizá con solo rayas o dibujos sin sentido ya nos libera, mas aun cuando podemos escribir aquello que está
atracado entre la garganta y el corazón. Dudas, reflexiones, comunicaciones
truncadas con la pareja, los hijos los amigos, cuanto perdemos por no hablar,
cuanto dejamos de ganar por no decir, por miedos, por temores a ser rechazados o
mal vistos, para eso está el papel y el lápiz, uno abraza y el otro beso, y nos
dan la oportunidad de sanar el alma de encontrarnos con nuestro ser, de darle
cabida a todo aquello que con palabras se nos hace difícil expresar, los símbolos de la escritura son sanadores
en si, no importa como sean, son nuestros, propios, irremplazables, además tiene
la gracia de que la respuesta a todo aquello, la recibimos solamente nosotras, en
el cobijo del alma , no hay voces ajenas que responden, ni interlocutor que
interrumpa con aventuras propias sacándonos de nuestro sentir.
Son momentos de encuentro personal
que no debemos perder, mas no a través de una máquina, sino a través del papel a través del útil de
escritura, que yo manejo, que yo guío y que yo dirijo.
La grafología es sanadora en si mas
allá de su interpretación, escribir es propio del hombre en su conexión
consigo mismo.
M Cecilia Sandoval
Grafoanalista