miércoles, 21 de julio de 2010

Agresión Psicológica

En las relaciones humanas nos preocupamos siempre de aprender aquello que nos  sea útil  para relacionarnos mejor, de encontrar empatía, de desarrollar la resiliencia, de manejar el carácter, la inteligencia emocional y un sinfín de temas que la preparan a uno como persona a ser mejor, a buscar la esencia y desarrollarla, sin embargo se queda en el tintero aquella gota mágica que nadie supo cómo explicar, que solo se muestra en denuncias de casos ya contaminados o digamos mejor, afectados por algo tan presente hoy día, desde la niñez.

Podemos ser  víctimas de un agresor  psicológico sin saberlo ni intuirlo. Este es  un daño que comienza de  una manera  muy sutil y  es por esto que muchas veces nos vemos envueltas en un juego que no se sabe como rechazar. Sucede en los niños, en las oficinas, entre amigas, entre parejas, entre compañeros de trabajo.

En cualquiera  de estas relaciones puede estar dándose una situación que causa agobio, que se siente que el aire que envuelve el entorno comienza a ser como una nube tóxica, donde se evidencia un clima de tensión, donde el cansancio empieza a apoderarse de nosotros aun así sea temprano por la mañana, donde incluso muchas veces nos invada la sensación de no poder dormir.

Lo más fácil y rápido es decidir que esto es culpa de…aquello, lo de mas allá y muchas veces le ponemos nombre de enfermedad.

Sin embargo  más allá de leer, de conocer, de sentir, de enfrentar me lleva a descubrir  la manera que se desenvuelve un agresor.

Es un personaje que vive en nuestro entorno, y seguramente su conducta especial hace que cueste reconocerlo.
•    planifica sus estrategias
•    para  lograr tener éxito, recurre  a diferentes tácticas.

Esencialmente, este tipo de agresor  utiliza   sistemáticamente las siguientes  estrategias.
•    La mentira.

Es su instrumento principal.  Ya que lo que a él más  le importa es la confabulación que va entrelazando alrededor de nosotros. El puede decir, o afirmar, cualquier mentira que le sea útil en un momento determinado.


•    El chantaje.
Siempre  va a plantear  o proponer intercambios que aparentemente favorezcan , ayuden, socorran, beneficien  o auxilien, a su víctima, sin embargo no  son más que groseras maniobras y trampas.

•    La generación de miedo.
Genera miedo para volverse frente a la victima un protector, sin embargo esa idea  es falsa en el acosador. Aquello que en el fondo quiere  transmitir es miedo en sí. En ese escenario, su actuación lo hace aparecer  como “salvador”, para poder así volverse la persona que puede  solucionar los problemas que él mismo ha fabricado.

•    La culpa.
Es uno de sus recursos  y tácticas predilectas. Si el acosador o agresor  logra provocar culpa, ejercerá en su víctima la necesidad que ésta recurra siempre a él.

•    La orden.
Esta es directa sin objeciones, cuando el agresor se da cuenta que su víctima quiere escapar de la persecución, usará todo su poder para que así no exista escapatoria. (El poder puede ser económico, puede ser el puesto de trabajo, la seguridad y muchos otros)

Violencia emocional y psíquica
Estas personas emplean  contra su victima aquello que los psicólogos o psiquiatras llaman también  “crueldad mental”: violencia, o maldad que realiza una persona contra otra sin agresión física, pero sí emocional y psíquica. El acoso  consiste en la persecución con presiones y precipitación para alcanzar algo contra la voluntad de la víctima.

Por lo tanto este hecho en sí ya no es algo sutil y que logre pasar desapercibido y que además se pueda afrontar ligeramente .Los actos o acciones frente a esta situación son variados y es necesario conocerlos: 
•    manipulaciones,
•    intrigas,
•    presiones,
•    zancadillas,
•    desprecios… Y en todos los terrenos de la vida habitual: pareja, familia, colegio, universidad, academia, amistad, trabajo Estas  situaciones pueden seguramente arrastrarse de temas diversos, tales como falta de autoestima generadas en el entorno, o por  crisis de valores, inseguridad en uno mismo y presión social constante.

Prevención ante todo
Que se debe saber?
•    evitar enfrentarse abiertamente. ya que estimula al acosador.
•     No aceptar situaciones donde exista el lema  “por tu bien”,
•     No dejar que tomen decisiones por uno y  aceptar  lo que se debe hacer.
•     tratará de utilizar todos sus recursos para influenciar y someter para mantener  el poder

Una agresión psicológica se enfrenta con hechos concretos.
.
Características del agresor
•    Tiene una personalidad centrada en sí mismo y cree que tiene derecho a
satisfacer sus necesidades físicas, emocionales y sexuales a costa del
sacrificio de los demás.
•    Es manipulador y proyecta una imagen de víctima.
•    los esposos agresores, tienen una limitada capacidad para el cambio. Se puede evidenciar a corto plazo, pero no a largo plazo.
•    No es identificable por su conducta social..
•    Puede ser de cualquier clase social; los grados académicos no inmunizan la conducta agresiva.
•    Demuestra personalidad complaciente ante la sociedad.
•    Puede controlar sus impulsos y por esta razón, tiene buen funcionamiento social, pero se autoriza a sí mismo a ser abusivo con su víctima y la familia

•     La necesidad del agresor que motiva su conducta surge de la creencia de que posee a la mujer y los hijos.

La grafología entrega un gran aporte en la identificación de agresores, ya que tal como lo he señalado muchas veces nos sentimos confundidas frente a determinadas situaciones. Así mismo la agresión psicológica no deja evidencia tan rápidamente como puede hacerlo aquella que es detectable físicamente. De la misma manera el recocer a un acosador incluso por su víctima es un proceso largo comprobado científicamente y “experiencialmente”.

En los trazos queda muy claro aquello que se esconde y no se muestra. La hoja de papel es el reflejo de nuestro actuar en al aquí y el ahora, así como nuestras proyecciones afectivas, intelectuales entre otras. Y en el estudio de la letra en si sabemos que, ésta está compuesta de tres secciones, superior, media e inferior que corresponden cada una a determinadas zonas de nuestro actuar.

Así si, en zona media, zona de los afectos, encontramos, puntas aceradas, finales que pasan debajo de las letras, lanzas y ganchos en la misma zona, óvalos muy cerrados, mazas, serán algunas señales que nos advertirán de un posible agresor.
 
La agresión se mide o se ve en signos específicos, que sumados entre si nos darán el contexto general de esta personalidad.
 

 

La falta de amor a sí mismo, la inseguridad social, la desadaptación, la envidia, la competencia, la mirada corta, el miedo a mirarse al espejo y encontrarse con el sí mismo, van creando la necesidad de aferrarse a otro con un discurso equivocado .

Donde se confunde el cariño verdadero con la necesidad de saciar el alma con actos o acciones que envueltos en papeles de bondad, no solo destruyen a otros sino que además se van destruyendo a sí mismo. Ya que el amor reproduce más amor y la agresión engendra repulsión.

Cecilia Sandoval Precht
GRAFOANALISTA